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La importancia de diseñar bien tu portada


Lo cierto es que este artículo de opinión vale también para definir la importancia de corregir y maquetar correctamente el interior de tu libro. Llevo mucho tiempo observando en redes sociales las novelas que otros escritores noveles tratan de vender, y en más ocasiones de las que me gustaría, el aspecto de la portadas elegidas deja mucho que desear. Está claro que un escritor no tiene por qué ser un experto en edición fotográfica o maquetación con Photoshop, pero cuidar ese aspecto es tan importante (o quizá más) que el contenido del propio libro.


Es frecuente que esos escritores, cuando se les aconseja que elijan una portada mejor, acaben poniendo excusas (lo que no se enfadan directamente). «Es que yo sé escribir, no hacer portadas» «Es que no voy a pagar por una portada» «Es que la portada no es tan importante, mi libro es bueno y los lectores lo notarán cuando lo lean» «Es que los lectores no juzgan el libro por la portada» «Es que...».
Muchas excusas y mucha sabiduría para tratarse de escritores que no tienen experiencia alguna en el mercado de venta de libros, ¿verdad? Es una pena, pero se colocan ellos mismos la lápida sobre su tumba profesional.
Podría hacer otro párrafo similar con las excusas de quienes consideran que una buena historia es lo que buscan los lectores y que tener faltas de ortografía, errores gramaticales y demás máculas léxicas no interfieren en la lectura de su libro ni lo harán en su camino hacia el éxito.
En fin...

Pensar que un lector no presta atención a la calidad de una portada o que pasa por alto encontrar 45 errores por página es dar por sentado que tu público está compuesto por zombies. Si escribes para que te compren 10 ejemplares tu familia y amigos, y solo por lástima o caridad, ya que no los leerán siquiera, entonces no te molestes en invertir mucho tiempo y lanza cualquier cosa. Pero si escribes para llegar a cientos o miles de lectores, desconocidos de todas partes del mundo que buscan leer una historia nueva e interesante y que acaban de terminar un libro de Borges, de Redondo, de García Marquez, de Ruiz Zafón o de cualquier desconocido que ha hecho bien sus deberes, sentirá vergüenza ajena y rechazo inmediato ante una portada cutre, del mismo modo que en Amazon leerá las primeras páginas gratis antes de comprar y le sangrarán los ojos al leer barbaridades como he podido comprobar yo mismo, llegando a encontrar siete errores graves en la primera linea del mismo prólogo. La mentalidad de los lectores está clara, para los que la desconozcan: Nadie compra un libro cuya portada y título no le entra por los ojos y nadie compra un libro al que descubre faltas y errores en las primeras páginas. ¿Por qué? Muy sencillo, por que el lector considera que un escritor que no ha cuidado con mimo esos elementos imprescindibles de su libro no es un escritor de calidad y duda de que la historia vaya a merecer la pena. Pocos apostarán 2,99 euros por un kindle o 12 por un tapa blanda de un escritor desconocido cuando por ese dinero tiene un best seller de un escritor consagrado, mucho menos apostará cuando lo que ve es cutre o sangrante.

Los que os hayáis sentido identificados con este artículo, tomaos estas líneas como la crítica constructiva que es, no dejéis de mejorar en cada libro y no abandonéis ninguno de sus detalles al azar. Cuando no vendáis un solo ejemplar, no lo achaquéis a la crisis, a que la gente ya no lee, a que solo compran autores extranjeros, etc... mirad dentro de casa antes de buscar fantasmas fuera.

Quiero despedirme aconsejando un artículo de Alicia Vivancos que me ha resultado muy interesante sobre las portadas que se repiten entre libros y sagas, para que veáis cómo desde las mejores editoriales del mundo cuidan al detalle ese aspecto, aparte de copiar diseños de forma descarada para captar más ventas.

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